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UNA NUEVA DISCPLINA,
LA "ECONOFISICA", ESTA REVOLUCIONANDO EL MUNDO DE LOS NEGOCIOS
El
mercado va en manada
El
efecto rebaño o manada explica más de lo que se creía hasta ahora. Un
físico argentino publicó una investigación reveladora.
SEBASTIAN CAMPANARIO

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REACCION. La idea de Zimmermann que salió
en Nature molestó a los brokers.
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Dos años atrás, Martín Zimmermann, un físico argentino que
por entonces realizaba estudios posdoctorales en Europa, se preguntaba
cómo actuaban los brokers que decidían la suerte de sus ahorros en
la Bolsa de Madrid.
No se quedó quieto. Junto con Víctor Eguiluz,
un colega español, Zimmermann construyó un modelo matemático para
entender la relación entre las decisiones de los inversores y los cambios
en el mercado. Según el estudio, el movimiento en manada es la
clave para explicar las fluctuaciones de precios de acciones, bonos y
derivados. Sus conclusiones causaron revuelo en la comunidad
financiera europea. Después de todo, a ningún broker de traje caro le
gusta que le digan que se porta igual que un borrego.
Las
reacciones se multiplicaron semanas atrás, después de que el estudio de
Zimmermann apareciera publicado en la prestigiosa revista Nature.
Al igual que sucede con The Economist, Nature tiene el adjetivo
"prestigioso" casi adosado a su nombre, y en la práctica funciona como una
certificadora de calidad de los trabajos de la comunidad científica
internacional.
"No es un modelo complejo, se trata de un algoritmo
que describe una red, en la que cada vértice es un broker que se conecta
aleatoriamente con otro", explica el físico argentino en su oficina del
pabellón 1 de la Ciudad Universitaria de la UBA. Cada "link" (contacto)
representa la dispersión de un rumor. Así, se van formando nodos
cada vez más grandes de operadores que comparten información, opiniones y
herramientas de análisis. El modelo explica por qué, en la realidad, se
producen fluctuaciones bruscas con más frecuencia que la que un
comportamiento puramente azaroso podría predecir. En su investigación,
Zimmermann utilizó series de precios del New York Stock Exchange con
variaciones segundo a segundo durante años. O sea, millones de
números.
Amor y odio
Antes
de lo de Nature, los dos científicos defendieron su modelo frente a
referís de la publicación Physical Review Letters. Para su
sorpresa, el más escéptico de los árbitros que aprobaron el trabajo
no fue un físico, sino un economista. "Con los economistas parece que
habláramos distintos idiomas", dice Zimmermann.
A pesar de este
diálogo de sordos, la física y la economía parecen tener, en los últimos
años, una atracción sin precedentes. La pareja ya tuvo un hijo: se
llama "econofísica". Los econofísicos aplican herramientas como la
teoría del caos para resolver problemas complejos que aparecen en
el mundo de los negocios y de la teoría económica. Además de Wall
Street (ver "Ciencias duras..."), otras firmas emplean crecientemente
académicos para mejorar sus resultados. El profesor Benoit
Mandelbrot, experto en teoría del caos y creador de las variaciones de
Mandelbrot, por caso, trabaja para IBM. Y hay infinidad de ejemplos
similares.
En el First National Bank of Chicago destacaron que la
formalización de la idea del rebaño que hicieron los científicos puede ser
de utilidad para la administración de riesgos. Y cuentan que el
mismísimo Emilio Botín, uno de los dos presidentes del BSCH, se interesó
por el estudio.
Otros analistas financieros tomaron con menos
entusiasmo la propuesta de los físicos, y cuestionaron la simplicidad
de las conclusiones. Dicen que la importancia del efecto rebaño está
exagerada. Zimmermann aclara que el modelo involucra a los inversores
de corto plazo, que se mueven en base a recomendaciones, lo que en la
jerga financiera se conoce como "noisy traders". Y, en la intimidad, se
regocija con las acusaciones que recibe por "simplista": en el mundo de la
física, no existe un elogio mejor. El modelo ideal es aquel que con
la menor cantidad de detalles capta mejor lo que se observa en la
realidad.
Cerca del mediodía, el ventilador en la oficina de este
físico de 32 años no alcanza para amortiguar el calor. En los
claustros hay gente de aspecto solitario y coeficiente intelectual
por encima del promedio. Mientras Zimmermann posa para el fotógrafo, un
profesor se le acerca y lo carga: "A ver si salís inteligente en la
foto".
—¿Se puede construir científicamente una martingala para
anticipar a los mercados?—, pregunta Clarín.
—Hoy por
hoy, eso suena imposible.
—¿Sigue confiando sus ahorros a los
brokers?
—No, ya no. |