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Domingo 18 de marzo de 2001

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 MERCADOS Y FINANZAS
UNA NUEVA DISCPLINA, LA "ECONOFISICA", ESTA REVOLUCIONANDO EL MUNDO DE LOS NEGOCIOS
El mercado va en manada
El efecto rebaño o manada explica más de lo que se creía hasta ahora. Un físico argentino publicó una investigación reveladora.

SEBASTIAN CAMPANARIO


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REACCION. La idea de Zimmermann que salió en Nature molestó a los brokers.

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Ciencias duras en Wall Street

Dos años atrás, Martín Zimmermann, un físico argentino que por entonces realizaba estudios posdoctorales en Europa, se preguntaba cómo actuaban los brokers que decidían la suerte de sus ahorros en la Bolsa de Madrid.

No se quedó quieto. Junto con Víctor Eguiluz, un colega español, Zimmermann construyó un modelo matemático para entender la relación entre las decisiones de los inversores y los cambios en el mercado. Según el estudio, el movimiento en manada es la clave para explicar las fluctuaciones de precios de acciones, bonos y derivados. Sus conclusiones causaron revuelo en la comunidad financiera europea. Después de todo, a ningún broker de traje caro le gusta que le digan que se porta igual que un borrego.

Las reacciones se multiplicaron semanas atrás, después de que el estudio de Zimmermann apareciera publicado en la prestigiosa revista Nature. Al igual que sucede con The Economist, Nature tiene el adjetivo "prestigioso" casi adosado a su nombre, y en la práctica funciona como una certificadora de calidad de los trabajos de la comunidad científica internacional.

"No es un modelo complejo, se trata de un algoritmo que describe una red, en la que cada vértice es un broker que se conecta aleatoriamente con otro", explica el físico argentino en su oficina del pabellón 1 de la Ciudad Universitaria de la UBA. Cada "link" (contacto) representa la dispersión de un rumor. Así, se van formando nodos cada vez más grandes de operadores que comparten información, opiniones y herramientas de análisis. El modelo explica por qué, en la realidad, se producen fluctuaciones bruscas con más frecuencia que la que un comportamiento puramente azaroso podría predecir. En su investigación, Zimmermann utilizó series de precios del New York Stock Exchange con variaciones segundo a segundo durante años. O sea, millones de números.


Amor y odio

Antes de lo de Nature, los dos científicos defendieron su modelo frente a referís de la publicación Physical Review Letters. Para su sorpresa, el más escéptico de los árbitros que aprobaron el trabajo no fue un físico, sino un economista. "Con los economistas parece que habláramos distintos idiomas", dice Zimmermann.

A pesar de este diálogo de sordos, la física y la economía parecen tener, en los últimos años, una atracción sin precedentes. La pareja ya tuvo un hijo: se llama "econofísica". Los econofísicos aplican herramientas como la teoría del caos para resolver problemas complejos que aparecen en el mundo de los negocios y de la teoría económica. Además de Wall Street (ver "Ciencias duras..."), otras firmas emplean crecientemente académicos para mejorar sus resultados. El profesor Benoit Mandelbrot, experto en teoría del caos y creador de las variaciones de Mandelbrot, por caso, trabaja para IBM. Y hay infinidad de ejemplos similares.

En el First National Bank of Chicago destacaron que la formalización de la idea del rebaño que hicieron los científicos puede ser de utilidad para la administración de riesgos. Y cuentan que el mismísimo Emilio Botín, uno de los dos presidentes del BSCH, se interesó por el estudio.

Otros analistas financieros tomaron con menos entusiasmo la propuesta de los físicos, y cuestionaron la simplicidad de las conclusiones. Dicen que la importancia del efecto rebaño está exagerada. Zimmermann aclara que el modelo involucra a los inversores de corto plazo, que se mueven en base a recomendaciones, lo que en la jerga financiera se conoce como "noisy traders". Y, en la intimidad, se regocija con las acusaciones que recibe por "simplista": en el mundo de la física, no existe un elogio mejor. El modelo ideal es aquel que con la menor cantidad de detalles capta mejor lo que se observa en la realidad.

Cerca del mediodía, el ventilador en la oficina de este físico de 32 años no alcanza para amortiguar el calor. En los claustros hay gente de aspecto solitario y coeficiente intelectual por encima del promedio. Mientras Zimmermann posa para el fotógrafo, un profesor se le acerca y lo carga: "A ver si salís inteligente en la foto".

—¿Se puede construir científicamente una martingala para anticipar a los mercados?—, pregunta Clarín.

—Hoy por hoy, eso suena imposible.

—¿Sigue confiando sus ahorros a los brokers?

—No, ya no.


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